Como docente de arte y diseñadora
gráfica, una de las primeras cuestiones que trato de transmitir a mis alumnos,
y utilizar al máximo en mis trabajos es en
referencia a la creatividad. Requisito indispensable desde mi punto de vista
para el desarrollo de las potencialidades individuales y grupales.
De hecho para que una persona
realice una obra o diseño, una de las primeras estrategias es inducirlos
mediante variados métodos de motivación, a
poner de manifiesto su creatividad.
Para quienes tenemos varios años
de trayectoria en el ámbito educativo, nos hemos iniciado en la reconocida
tarea de enseñar, sin muchas de las herramientas tecnológicas que hoy existen en
el mercado y no por ello somos menos creativos.
Prueba de ellos son las grandes
obras de arte inigualables a través del tiempo por su estética y originalidad,
o las añejas marcas o publicidades que se mantienen vigentes e innovadoras sin
recurrir a cambios trascendentales para persistir en sociedad y cultura del
consumo cada vez más exigentes, como por ejemplo: Coca Cola.
Hoy las nuevas tecnologías están
entre nosotros como un recurso cotidiano que ninguna persona debe dejar, no solo
de conocer, sino de utilizar si no se quiere quedar fuera del sistema.
En el área de Arte, Diseño y
Comunicación, las nuevas tecnologías facilitan y optimizan la calidad y el tiempo
de realización de nuestros trabajos. La
cuestión es que muchas personas creen que cuanto más herramientas tecnológicas se utilicen -software
y hardware-, tienen asegurado el mayor
de los éxitos a través de un resultado deslumbrante y de un “toque “innovador en
sus trabajos.
De ninguna manera esto es
así. Por lo general se cree que sabiendo
utilizar a placer las nuevas tecnologías se resolverán los problemas de
creatividad, pero justamente es lo que la nuevas tecnologías no tienen la
capacidad de hacer.
Como docentes es nuestra responsabilidad
y función guiar y ayudar en los procesos creativos al momento de desarrollar
una pieza artística o de diseño. Pero esta parte del desarrollo suele verse
truncada ante el facilismo que permiten algunos medios tecnológicos que
engañosamente brindan una solución
rápida y eficaz a los requerimientos solicitados. De este modo las pautas y
pasos necesarios en el proceso de producción se eliminan ante la inmediatez que
ofrece la tecnología, olvidándose el alumno de la carga subjetiva y la impronta
que sólo en la medida en que haga uso de su creatividad se harán visibles.
Considero y puedo afirmar que el
utilizar más tecnología no nos hace más creativos.
En la creatividad está implícita
la personalidad, el estilo y muchas veces -sobre todo en el artista- la carga
emotiva del individuo. Para todo esto pueden ser muy bien aprovechadas las NTIC´s,
adquiriendo los conocimientos necesarios para implementarlas en la expresión.
En ese sentido podríamos hablar
de una “creatividad digital”, nuevas formas de representación de ideas que
parten de la imaginación del individuo, pero que luego se llevan a cabo y
concretan a través de estos recursos.
Y aquí es donde nosotros los
docentes tenemos que orientar, aconsejar, guiar, e inducir a desarrollar la
propia creatividad, sin transformarnos en meros transmisores o
instructores de programas digitales
preestablecidos, los que sin una cuota de creatividad darán muy limitados y
pobres resultados.
Tenemos que ser conscientes de
que las formas de aprender cambiaron a causa de la aparición de las NTIC´s, y que
debemos adaptarnos y capacitarnos para incluir estas herramientas innovadoras
en los procesos de enseñanza – aprendizaje.
Los docentes enseñamos a utilizar
nuevas estrategias y formas de representación a través de las nuevas
tecnologías, sin que por ello se deje de pensar, desarrollar, inventar,
generar, sentir, acciones estas que son propiedad del ser humano. Pero por
ahora el poder de la imaginación solo
está en quien la utiliza.
Muchos docentes se manifiestan reticentes
a los cambios y se niegan a incorporar nuevos recursos, en muchos de estos
casos, más por el temor a lo desconocido y la competencia en el dominio de
herramientas digitales, a las que por falta de capacitación para su correcto y
máximo aprovechamiento; se las suele ver más como a un enemigo que como a un
aliado.
La tecnología sólo es una
herramienta que bien utilizada y aprovechada favorece a la optimización de la
producción, acortando el tiempo y permitiendo otras formas adecuadas. Pero sólo la
creatividad con la carga de subjetividad que le es propia, hará posible un
mejor resultado más allá de las técnicas y medios tecnológicos utilizados.
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